En mi último viaje, a la fabulosa Indonesia, con tanta gente, tantos aviones y tantas
escalas para ir al otro lado del planeta, entre más cerca estaba de mi destino final, más
buzos veía en este recorrido. Siempre me preguntaba, será que esta persona bucea,
será que este otro, con camiseta de buceo va a mi resort, será que haré inmersiones
con esta chica, todo lo que uno se imagina viendo la gente cuando viaja.
Una vez aterricé y recogí mis maletas, me esperaban del resort, pues aún me faltaban
dos horas por mar. Desde un par de vuelos atrás, me di cuenta que un par de chicas
eran el común entre la multitud. Sorprendentemente, me respondieron las preguntas
que me hacía, y con ellas llegué hasta mi resort. Sabía que ellas, de una u otra forma,
también se hacían la misma pregunta, lo que ayudó a acercarnos y a darnos cuenta
que íbamos para lo mismo… nos esperaban unos buceos espectaculares.
Poco nos comunicábamos verbalmente, pues hablaban otros idiomas, pero fue
increíble cómo el buceo nos permitió comunicarnos, desde que estábamos en la
superficie, hasta en el fondo del mar. Me di cuenta que mis otros idiomas son tan
fluidos en el fondo del mar, como el español de ellas. Es decir, nos entendíamos mejor
que en la superficie. Esto afianzó tanto nuestros vínculos de amistad con ellas.
Es fenomenal cómo el buceo acerca a las personas; esa tranquilidad, relajación y
fascinación hace que los vínculos con otros buzos sean aún más fuertes y que en cada
inmersión, en cada expedición y viaje, la amistad debida a una bandera roja con una
línea blanca cruzada, signifique … Amigos en potencia como los que siempre vas a
encontrar con Dive Dreams en todos nuestros viajes.
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